"Hey Mami"

Summer. That beautiful, sticky, and completely unpredictable time of the year.

Summers in New York are especially incredible because after months of devouring every series, book and movie we had handy, all of the sudden the world is our oyster and there is an event and something to do every.single.day.

New yorkers cannot get enough of the sun, the summer drinks and somewhat frequent colorful outfits. It's almost as the city gets drunk for an entire season, and it's a lot of fun being part of it all.

But summer also has a dreadful connotation to me and many other women. The higher temperatures also mean that every day, no matter what I am wearing, there will be a series of predators on the streets, twisting their tongues at the mere sight of skin and eating with their eyes everything that has a vagina between their legs.

It's repulsive.

Somewhere down the line someone told me that screaming vulgar phrases and regarding women as no more than a simple piece of meat is seen as a compliment, heck, even a privilege. It doesn't matter if she's a mother with her child, or even worse, a child with her mother, if she is considered attractive she will be subject to catcalls. No matter how hard she tries not to be.

Meanwhile the guys, are just going through life feeling powerful, like nothing and no one can touch them, but I am a woman, so I can't walk down the street without being pulled into one of their sick fantasies. A place I do not belong and certainly don't want to be in. Ever.

But you know how I cope with this? I challenge them.

I challenge them by staring into their eyes with the most disgusted look I can pull of, and to my surprise, I've seen shame and disbelief in their eyes, mostly because they are rarely ever challenged. Every time I successfully bring one of them down I feel like I get back a piece of respect, a piece of me. I can't really promise you that this will change things, but it helps me cope with our reality.

Still, to be honest I think that there's a better way to help change things.

Every single time you are in a safe place with men, or even better, kids or teenagers, and a conversation about this topic is being or can easily be brought up, for the love of God speak up, especially if you are a woman. Let them know that it is not a compliment, it's quite the opposite. Do your best to explain how it makes women feel and how much it hurts, and then maybe, just maybe, the men of tomorrow will have more empathy and respect towards women, and I (or maybe just my kids) will be able to enjoy summer in all its glory without fear or restrictions.

Verano. Esa hermosa, pegajosa y completamente impredecible época del año.

Los veranos en Nueva York son especialmente increíbles porque luego de meses devorando todas las series, libros y películas que podíamos encontrar, de repente el mundo está en la palma de nuestras manos y hay un evento o algo que hacer todos los días de semana.

Los neoyorquinos se vuelven locos con el sol, los tragos de verano y hasta se atreven a usar color en la ropa. Es como si la ciudad se embriagara por toda una temporada y es súper divertido verlo en persona.

Pero el verano también tiene un lado oscuro para mí y muchas más mujeres. La temporada en cuestión también significa que todos los días, no importa la vestimenta, habrán una serie de predadores en cada esquina moviendo sus lenguas con la sola idea de ver un poco de piel de todo el ser vivo que tenga una vagina entre las piernas.

Es insólito.

Por algún lado del camino se les dijo a los hombres que esas respuestas viscerales y frases vulgares son un piropo, es más, hasta un privilegio. No importa si es una Mamá con su hijo o hija, o peor aún una hija con su mama, si la consideran bonita o atractiva será abrumada con silbidos y miradas inadecuadas. No importa si hasta hace un esfuerzo de que no sea así.

Ellos que probablemente van por la vida sintiéndose poderosos, como que nadie los puede tocar, mientras yo, una mujer, no puedo simplemente caminar en la calle sin ser llevada a una de sus sucias fantasías. Un lugar donde yo no pertenezco ni quiero estar nunca.

¿Pero sabes cómo combato con esto? Los desafío.

Los desafío mirándolos a los ojos con pena y asco cada vez que soy testigo de uno de estos actos y lo que he notado es que esto los sorprende y hasta les da vergüenza, más que nada porque nadie nunca los desafía. Lo mejor es que cada vez que logró hacerlo siento que recibo de vuelta un poco de respeto, un poco de mi. Claro, no te puedo prometer que esto va a cambiar las cosas, pero me ayuda.

Creo que lo es más importante decir aquí es cómo podemos cambiar lo que parece ser la norma. Yo te propongo que cada vez que te encuentres en un lugar seguro donde una conversación acerca del tema pueda o esté pasando, principalmente con hombres y mejor aún jóvenes y niños presentes, asegúrate de levantar tu voz y decir lo que piensas, principalmente si eres mujer. Déjales saber que lo que ellos creen que son piropos son totalmente lo contrario. Trata de explicar de la mejor manera que puedas como las hace sentir y cuando les duele, y entonces quizás tendremos una nueva generación de hombres con más empatía y respeto hacia las mujeres, y yo, o probablemente solo mis hija(s), podré disfrutar del verano en toda su gloria, sin miedo ni restricciones.