I Went From Hating the Gym to Lifting Weights and Loving It

Cómo Pasé de Odiar el Gym a Amar Levantar Pesas

By Dahiana Vásquez

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My relationship with the gym and the exercises with weights has had many ups and downs throughout the years. The truth is that I had never been for so long (six months) attending the gym, much less that I been done a routine of weights.

I have always preferred physical exercises that involve dancing, group classes or walking. I love to walk, but in my city, it is something that can't always be done or in all scenarios. For a time, about four months, I was taking Pilates and Zumba classes in a studio. I loved it, and I think I had never been more fit and healthy than when I attended classes four times a week. It was fun, I was moving my body, and I noticed the results right away.

I then stopped because I moved to Santo Domingo for a while, and the centers in the capital where they taught these classes were very expensive or too far away. Then I started walking/jogging at the park. I used to do it for at least 30 to 45 minutes a day, and it was quite relaxing. As you can see, all the physical activity I did was always cardio, no weights nor gym.

Several years passed switching between one thing and another. At first, I created so many excuses: I don't have time to go in the afternoon, it is impossible to get up earlier, I don't have money ... So I spent a year doing short workouts at my house from time to time, pilates videos and other fitness programs. Until I found an offer in the only gym that inspired me to go, where the registration was free, and the monthly payment was affordable. The rest figured out itself.

I started setting the alarm, at least, an hour before my usual wake-up time. The first morning was tough because going from getting up at 7:40 a.m. to getting up at 6:00 a.m was a superhuman effort. Especially for a person who always hits the snooze button to wake up in ten more minutes. My bed loves me.

That first day I managed to get up at 6:40 a.m., and I arrived at the gym to do cardio on the elliptical. Time passed by, and I went from doing only cardio to experiment with different machines: one day it was legs, another arms, chest and back, and so on. Saturdays were exclusive for a body combat class (I ended up dead, but I love it). After almost three months of getting up early and reserving my Saturday mornings to exercise, and not just sleeping in, I tried a weight routine with a friend. The first two weeks were horrible. Everything hurt, I felt that I didn't use proper form, the extra weight I carried bothered me, and the positions were very uncomfortable for me because I had never experienced them before.

The "dead weight", an exercise where you mainly work your back and you have to lift a horizontal bar, annoyed me. When the weight began to increase, I wanted to cry. I was in a bad mood almost always, and although I got up in the morning encouraged to go to the gym and do the routine, when I arrived and loaded the weights everything bothered me. Over time I found things that made me a little happier. For example, I created a playlist on my cell phone and started listening to music. I concentrated more on how to do the movements correctly, I learned how to assemble the bars by myself, and I looked more closely at the content of some of the people who still enjoyed going to the gym. That inspired me.

My routine has changed over time, new exercises have been added, I have different weights and repetitions, and rest times between each set —which are crucial. Now, the few days I miss going to the gym  —because there are days when I can't get up— feel different from the days I go. Of course, I always try to go at least 3 to 4 days per week. That way I don’t go more than three days without doing any physical activity.

It is not easy. It has not been easy and, in the beginning, it was very challenging. But I've noticed that the more I focus on my music and doing it well, the better I feel. I am able to push away all the problems of the week or the things that worry me about my daily life, and I work out my body while my mind takes a break.

And no, lifting weights will not make my body look like a bodybuilder or anything like that. It helps strengthen my body so that it is healthier. And, I love how my defined shoulders look.

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Mi relación con el gimnasio y los ejercicios con pesas ha tenido muchos altibajos a lo largo de los años. La verdad es que nunca antes había estado por tanto tiempo (seis meses) asistiendo al gimnasio, y mucho menos dique haciendo una rutina de pesas.

Siempre he preferido los ejercicios físicos que impliquen bailar, clases en grupos o caminar. Amo caminar, pero en mi ciudad es algo que no se puede realizar siempre ni en todos los escenarios. Por un tiempo, unos cuatro meses aproximadamente, estuve tomando clases de pilates y zumba en un estudio. Me encantaba y creo que nunca había estado más en forma y salud física que cuando asistía cuatro veces a la semana a las clases. Era divertido, estaba en movimiento y los resultados se notaron a gran velocidad.

Tuve que dejarlo porque me mudé a Santo Domingo por un tiempo, y los centros en la capital donde daban estas clases eran muy caros o quedaban muy lejos. Entonces empecé a caminar/trotar por los parques. Dedicaba al menos entre 30 y 45 minutos diarios, y era bastante relajante. Ojo, como verás, toda la actividad física que hacía era cardio, nada de pesas o gimnasio.

Varios años transcurrieron entre una cosa y otra. Al principio ponía muchos pretextos: no tengo tiempo para ir en la tarde, no puedo levantarme más temprano, no tengo dinero… Así estuve un año ejercitándome en casa de vez en cuando con vídeos de pilates y otros programas. Hasta que encontré una oferta en el único gimnasio que me inspira levantarme: la inscripción me salía gratis y el pago mensual era asequible. Lo demás se resolvió por sí sólo. Empecé a poner la alarma, al menos, una hora antes. El primer día fue muy duro porque pasar a levantarme de las 7:40 a.m. a las 6:00 a.m consistía en un esfuerzo sobrehumano. En especial para una persona que siempre que suena la alarma le da al botón de snooze… Mi cama me ama.

Ese primer día logré levantarme a las 6:40 a.m., y llegué al gimnasio para realizar cardio en una elíptica. Con el tiempo pasé de realizar sólo cardio a hacer algo en las máquinas: un día era piernas, otro brazos, pecho y espalda, y así. Los sábados era fija en la clase de body combat (terminaba muerta, pero la amo). A casi tres meses de levantarme temprano y ocupar mis mañanas de los sábados en ejercitarme, arranqué con una rutina de pesas con un amigo. Las dos primeras semanas fueron horribles. Todo me dolía, sentía que no tomaba la postura adecuada, el peso extra que cargaba me molestaba, y las posiciones eran muy incómodas para mí, porque nunca las había experimentado.

El “peso muerto”, un ejercicio donde trabajas principalmente la espalda y debes levantar una barra horizontal, me fastidiaba. Cuando la carga empezó a aumentar, ahí quería llorar. Estaba de mal humor casi siempre, y aunque me levantaba con ánimos para ir y hacer la rutina, cuando llegaba y cargaba las pesas me molestaba por tonterías. Con el tiempo encontré cosas que me hicieron un poquito más feliz. Por ejemplo, armé un playlist en mi celular y comencé a escuchar música. Me concentraba más en cómo hacer la posición adecuadamente, aprendí a armar las barras por mí misma, y veía con más atención los stories de algunas de las personas que seguía que sí disfrutaban de ir al gym. Eso me inspiraba.

Mi rutina ha cambiado con el tiempo, se han agregado nuevos ejercicios, he variado los pesos y las repeticiones, y los tiempos de descanso entre cada set —los cuales son muy importantes—. Ahora, los pocos días que falto —porque sí hay días en los que no puedo levantarme— se sienten distintos a los días que sí puedo ir. Claro, trato siempre de mantener un récord de 3 a 4 días por semana, de manera que no pasen más de tres días sin realizar alguna actividad física.

No es fácil. No ha sido fácil y, al principio, fue muy retador. Pero he notado que mientras más me concentro en la música y en hacerlo bien, mejor me siento. Alejo todos los problemas de la semana o las cosas que me preocupan de mi día a día, y trabajo mi cuerpo mientras mi mente se toma un receso.

Y no, levantar pesas no hará que mi cuerpo se vea como una fisicoculturista ni nada por el estilo, más bien ayuda a fortalecerme y a estar más saludable. Y, en lo personal, amo cómo se ven mis hombros definidos.  


Dahiana studied journalism in Spain and works as a multimedia producer in Santiago, Dominican Republic. She is a writer, photographer, traveler, GLR and human, and she loves to tell stories through different media and platforms like her blog. / Dahiana estudió Periodismo en España y labora como productora multimedia en Santiago, República Dominicana. Es una escritora, fotógrafa, viajera, GLR y humana, y le encanta contar historias a través de distintos medios y plataformas como su blog.